miércoles, 17 de septiembre de 2008
La mujer.
Finalmente, luego de idas y vueltas me encuentro en este jardín, rodeada de pájaros y flores, sentada en un banco de madera tallado, observando la vida que se me va. Talvez es mejor así, ¿Por qué seguir? La vida y sus artilugios siniestros me convirtieron en lo que soy, y les aseguro que es detestable. Pero no tengo intención de reprocharme nada, porque si algo comprendí durante estos 30 años es que la culpa es de ella. Es ella quien me destruyo, ella y su sonrisita encantadora mirándome desde la vitrina. Si pudiera tan solo tomarla suavemente del cuello y apretar lentamente. Hundir mis dedos cada vez más, de a poco, presionar hasta que no respire más ¡Si pudiera sería tan feliz! Pero no me atrevo, tus ojos me dan miedo.
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