el encantador sonido de los pájaros.
Verdes y azules
las miradas se invertían.
"Ven, bailemos, es hora ya"
Reías mientras los grises abarcaban el río.
Transparencias,
súbita conmoción.
Los ojos se vertían
como manantiales sobre tu pelo.
Deidades enmascaradas
recogen las últimas flores.
La tormenta se acerca
con un viento que lo mueve todo.
Regocijada, por la emoción,
el negro abarco mi calma.