Suena irrisoria la historia que alguna vez imagine sobre la taza,
suena vacía, anulada por el tiempo.
Anulada como yo,
exaltada, corroída y golpeada.
Corroída como la pared en mi cuarto,
exaltada como la fiebre,
febril como el día que nací.
Devolveme mis historias, mis sueños, mis cantos
asi los acuesto en su cajita.
Así duermen, pero cuidado
que no despierten más.
Que no vean la luz
porque ya no queda sol.
Envename a mi también
dejame descansar un poco
quiero ver las estrellas,
y contarlas con los dedos.
El Universo, claro,
que también me acompañe.
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