La negación siempre funcionó en mi:
Períodos hermosos,
en los que me adornaba el cabello con hiedras y reía junto al estanque,
un regalo de la negación.
También los dulces que compraste en la plaza,
hermosa negación.
Qué esplendor, qué sutileza,
haciendo estragos por ahí pero con tanta ternura.
Sus manos uniendo lazos
arrojandolos por el cielo,
y yo reía.
He reído hasta llorar.
Y todo gracias a la negación
que me corono con su guirnalda de flores.
Negación, no te vayas,
no me dejes sola.
Bailemos toda la noche,
esperame a que me duerma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario